18 de febrero de 2011

Conclusión 4. Características de los movimientos de género: entre la heterogeneidad y la homogeneidad.

Las características de estos movimientos de género son muy diversos y pese a clarificarlas según rasgos, más o menos, concretos ésta es complicada.  
A continuación se hace una caracterización de distintos movimientos, respondiendo su agrupación a la zona geográfica en la que se encuentra y que atienden a los rasgos señalados en la conclusión 3:
Históricos:
  • Asiáticas: Dentro de los cambios históricos de esta zona, la movilización y reivindicación en clave de género ha sido poco insignificante.
  • Europeas: Replanteamiento de los procesos de equidad de género para dirigirlos hacia una igualdad real y efectiva.
  • Latinoamerica: Los acontecimientos históricos han sido esenciales para el cuestionamiento de papeles o roles tradicionales de las sociedades patriarcales
  • Musulmanas: Transformaciones históricas, sobre todo debido al proceso de descolonización, que han sido acompañada de cambios sociales. Contextos históricos han provocado distintos resultados en cada uno de ellos.
  • Sudafricanas: La explotación sistemática e histórica ha dejado estas zonas muy desamparadas. Pero se están iniciando en el camino hacia una mayor conciencia social de la igualdad, por parte de las mujeres, puesto que los hombres no están concienciados.
Culturales:
  • Asiáticas: Cambio de patrones culturales, en cuento a su capacidad de gestión económica y empresarial, sobre todo de las propias mujeres. Están iniciando un proceso de empoderamiento.
  • Europeas: Las acciones     que realizan son fundamentalmente de visibilización de su acción y lucha, como medio para la concienciación de la ciudadanía. Realizan Esfuerzos por mostrar sus avances grupales y personales a la comunidad.
  • Latinoamerica: Cambio de pautas culturales, se produce una cuestionamiento y una concientización de las mujeres, sobre la desigualdad que engloba su cultura, y ante lo que están reaccionando para ir modificándolo.
  • Musulmanas: Identidad cultural y religiosa muy arraigada, manteniendo sus creencias religiosas dentro de sus acciones. Además, se han comenzado a producir una reestructuración familiar (divorcio, patria potestad sobre los hijos e hijas,...)
  • Sudafricanas: Hay un cuestionamiento de las normas culturales, aunque el proceso está en un fase inicial.
Políticos:
  • Asiáticas: Las reivindicaciones externas que se realizan desde estos movimientos son limitadas, en parte por el bloqueo de las instituciones y en parte por la sistema androcéntrico en el que se enmarcan. Los cambios que se han producido, a pequeña escala, son sobre la gestión de sus negocios, lo que les dota de cierto poder intrafamiliar y social, aunque menor.
  • Europeas: Planteamiento de nuevas estrategias de organización y cooperación. Constante movilización social. Son organizaciones más institucionalizadas. El desarrollo del feminismo como teoría y práctica ha sido clave en la caracterización política de estos movimientos y redes.
  • Latinoamerica: Los procesos políticos que han cambiado en estas zonas son sobre todo en cuanto a una mayor participación de las mujeres en la esfera política: toma de decisiones políticas, participación políticas, representación de comunidades.
  • Musulmanas: Estos movimientos han conseguido una mayor participación política, mediante la reivindicación constante de mayores derechos. Abogan por la incorporación de reivindicación en el ámbito jurídico. Se ha producido un avance de  movimiento femenino a feminismo.
  • Sudafricanas: Los movimientos de estas regiones tienen una organización informal, y están basadas prácticamente en redes comunitarias y de cooperación.
Sociales:
  • Asiáticas: Existe una estructura social muy marcada (clases y patriarcado). Y centran gran parte de su empoderamiento en el desarrollo económico.
  • Europeas: Conscientes de la inexistencia de una igualdad plena, se continúan las luchas y reivindicaciones sociales por dirigirnos hacia ellas. Existe un respaldo institucional de esta igualdad.
  • Latinoamerica: En esta regiones se han conseguido cambios sociales muy diversos para las mujeres: en educación, sanidad, laboral, empresarias,... Se está reconociendo su implicación en la mejorar de la comunidad.
  • Musulmanas: Se han producido cambios reducidos en las estructuras sociales. Aunque lo que se está viviendo es un proceso de mayor desarrollo económico y mayor incorporación de la mujer a espacios públicos.
  • Sudafricanas: Las reivindicaciones son más locales. Se favorece una conciencia comunitaria de mujeres como medio de protección y supervivencia. Hay ayudas externas que favorecen el proceso de autonomía de las mujeres de estas zonas.
Una cuestión que debe quedar clara es que esta caracterización de algunos de los rasgos responde a los movimientos analizados, no implica que esto repercuta en todas poblaciones por igual.
 
La conclusión a la que se llega finalmente es que la clasificación de estos movimientos puede inducir a un reduccionismo y estancamiento de su significado y de su práctica sociopolítica. Por ello, aparte de ser consciente de estas problemáticas, hay que llevarla a su destrucción como medio clasificatorio, continuar en la línea de hacer clasificaciones rígidas de estos movimientos nos lleva hacia una visión parcial de la realidad. Por ello, más que un medio clasificatorio hay que concebirlo como un medio de comprensión de dichos movimientos, y sobre todo, como una forma de reconocimiento de las estrategias de poder que crean y utilizan constantemente las mujeres -y cada vez más los hombres- en sus realidades inmediatas, y no tan inmediatas, en busca y lucha por una mayor equidad de género.

Conclusión 3. Implicación de los términos ¿Qué se entiende por rasgos históricos, culturales, políticos y sociales en los movimientos de género?

Los rasgos seleccionados (históricos, culturales, políticos y sociales) no actúan al margen del resto de rasgos, es decir, que la explicación, clasificación o caracterización de cada uno de ellos no se da de forma independiente al resto de rasgos, sino que entre ellos hay una interrelación que precisa de la comprensión de todos los rasgos para comprender cómo es cada uno de ellos. Cuando se han analizado los rasgos culturales de una zona concreta, ésto ha necesitado del conocimiento y comprensión de su histórica, de las características políticas y sociales, ya que la transformación -que es uno de los elementos clave del estudio de los movimiento de género- de un aspecto de la sociedad analizada implica una transformación en el resto de aspectos.
Continuando con el entendimiento de los rasgos caracterizadores, hay que hacer una aproximación al significado de cada uno de ellos. Sobre los rasgos históricos voy a seguir la reflexión de Lauretis recogida por Linda Alcoff, en la que “sostiene que la identidad de un individuo se constituye en un proceso histórico de toma de conciencia; un proceso en el que “cada uno interpreta o reconstruye” la historia personal “dentro del horizonte de significados y conocimiento que podemos tomar de nuestra cultura en un momento histórico dado; un horizonte que también abarca diferentes modos políticos de compromiso y lucha… La conciencia, por tanto, nunca está fija, nunca se alcanza de una vez por todas, porque las barreras discursivas cambian dependiendo de las situaciones históricas””. Por tanto, el análisis de los cambios históricos que se han producido en los distintos movimientos de género van a ser analizados según su propio contexto, incidiendo en sobre la toma de conciencia de género en estos acontecimientos.
Respecto a los rasgos culturales, se ha incidido en los aspectos normativos de las sociedades estudiadas, sobre todo normas del imaginario simbólico, aquellas que están cargadas de desigualdad. Contemplando las relaciones de poder en clave de género, el análisis de las normas culturales que rigen el funcionamiento de su sociedad teniendo en cuenta el diferente acceso a los recursos. Así como la carga ideológica del androcentrismo en su funcionamiento, en el reparto de espacios y en la asignación de roles y de tareas según el sexo. Y cómo se produce la ruptura de todo esto a través del activismo de las mujeres.
En cuanto a los rasgos políticos hacen referencia a acciones, estrategias y reivindicaciones de la esfera política, es decir, sobre el espacio de poder y toma de decisiones a nivel social que han posibilitado los cambios sociales. A la vez que se menciona un cambio político se tiene que hacer mención a un sujeto político, es decir, aquel que está implicado dentro del proceso, o por lo menos, ha sido generador de él. En este sentido el sujeto político han sido las mujeres que han promovido dichos cambios. Concebir el sujeto político de forma unívoca no es lo que se ha perseguido, sino concebirlo desde una perspectiva crítica, “y lo hace porque no cierra el universo de discurso de la definición del sujeto, sino que lo amplia convirtiendo la constatación de pluralidad en pluralismo”. (Campillo, 2003)
Y finalmente los rasgos sociales, estos responden a aquellos aspectos relacionados con las estructuras y sistemas que organizan la sociedad. Es decir que hacen referencia a acontecimientos que han supuesto un cambio dentro de la estructura social, no sólo a nivel institucional o de organizaciones formales, sino dentro de la composición de la sociedad o comunidad.


Pero lo realmente interesante de todo esto es que no se puede analizar y comprender estos movimientos si no partimos de una visión holística. Por tanto, analizar cada uno de ellos sin tener en cuenta el resto no muestra el alcance de los cambios que se están promoviendo en sus entornos. Así como la contextualización ha sido otro factor fundamental, porque sólo se puede conocer la implicación de los cambios producidos en su entorno si se parte de su propia realidad.

15 de febrero de 2011

Conclusión 2. Diversidad de redes y movimientos

Una cuestión que ha sido clave para el conocimiento del objeto de estudio, ha sido abrir los límites de la definición movimiento, y por ello, en la definición conceptual del término movimiento  se ha utilizado un concepto muy amplio. Sólo atendiendo a esta apertura del término movimiento se puede hacer una incursión en el estudio de éstos, ya que al partir de una realidad muy diversa el uso de una categorización muy concreta no hubiera posibilitado alcanzar el nivel de conocimiento. Aunque con ello no se insinúa que no existan elementos que han delimitado las características de los movimientos para ser analizados dentro del estudio, sino únicamente que la amplitud del concepto ha posibilitado abarcar un mayor número de movimientos muy variados.   
Diversidad no sólo en cuanto a número de movimientos de mujeres, sino en cuanto a la variedad de éstas, a nivel de formato, a la zona geográfica, a los ideales manifiestos, a los logros obtenidos, al modo de organización,... A medida que he ido adentrándome en este estudio de los movimiento de género, he sido más consciente de la diversidad de ellos, podía tener una intuición de que no había un único movimiento de género y de mujeres, pero llegar a comprender la variedad mínimamente podía hacerme una idea.
Como se señala anteriormente esta variedad implica muchos aspectos, diversidad de zonas geográficas, intentando acceder a documentación de todas partes se ha ido recopilando información de lugares distintos (Europa, Asia, América y África), pero no con ello queriendo que sea representativo, sino que fuera relevante en por su contenido. La amplitud de zonas hace imposible representarlas a todas, y ello ejemplifica la propia premisa enunciada: Diversidad.
¿Cómo no van a haber diversidad de redes y movimientos si los contextos y lugares son diversos? Los contextos concretos han generado un movimiento propio y único, con ello no significa que no reciban influencia de otros movimientos o de tendencias más generalistas. Pero el contexto social, cultural, histórico y político marca el surgimiento y las expectativas a cumplir del movimiento, y por ello, no es extrapolable su trascendencia social a otros entornos, ni se pueden esperar los mismos resultados, porque la base del movimiento es diferente.


Diversidad también en el sentido de formato, aún pretendiendo no centrar únicamente los movimientos en los surgidos en la red de internet, éstos en sí mismos ya suponen una gran variedad que muestran nuevamente la diversidad existente. Esto muestra a su vez que los fines perseguidos difieren, ya que los movimientos que están fuera del acceso a internet (brecha digital) suelen ser más localistas, sus fines son de cambio y acción concreta en su entorno inmediato: mejorar sanitaria, derechos civiles, acceso a préstamos económicos, participación política en la comunidad,... Pese a que su reivindicación no se limita a su círculo más cercano (familia y amistades), puesto que también luchan por un cambio mayor, a nivel social, que repercuta en su sociedad, e incluso, sociedades cercanas. Pero al fin y al cabo responden a cuestiones concretas de su contexto y entorno inmediato, que implica a un mayor o menor número de personas,y sobre todo mujeres, pero no es global.
Sin embargo, la globalidad es el elemento intrínseco de estos movimientos, aunque habría que llamarlos redes, y eso sí es una diferencia clara entre los dos tipos de “formato” de los movimientos de género. Estas redes de mujeres tienen una doble vertiente: el beneficio de los proyectos propios y del avance global (Muñoz, 2008). Las redes de mujeres han encontrado en este nuevo espacio una forma diferente acción política y de ampliar la unión de cada una ellas, ya sea de forma individual o colectiva, para tener un mayor alcance en beneficio de la igualdad. Como señala Lourdes Muñoz, “es esencial dar un paso más allá y crear espacios de encuentro entre mujeres de diferentes responsabilidades, de distintos ámbitos y, sobre todo, con diferentes visiones, para trabajar con objetivos comunes que contribuyan a la igualdad real de las mujeres”.
Por tanto, las redes de mujeres son un claro ejemplo del proceso de globalización, y de hecho es uno de sus elementos de la base de su configuración, así como de la difusión.

Conclusión 1. Espacios promotores del empoderamiento

A lo largo de la investigación un elemento constante encontrado ha sido la movilización a través de las redes de género. El surgimiento de estas redes suele ser informal y con el objetivo de aunar esfuerzos para conseguir cambios en sus entornos, por un lado, y prestar apoyo a las mujeres como una especie de grupos de apoyo, por otro lado. Las reuniones o acciones espontáneas que realizan motivadas por un hecho puntual u objetivo concreto van dando lugar a una serie de acciones más formales, reivindicaciones sociales.
Las mujeres encuentran en estos espacios un lugar de debate, de exposición de necesidades y demandas, un espacio en el que entre todas colaboran, cooperan por la mejora de la situación de la mujer en concreto, y en beneficio de la comunidad en general. Pasan de planteamientos concretos, como la mejora de la sanidad en sus comunidades, a reivindicaciones sociales como el tener los mismos derechos civiles que los hombres, en cuanto de matrimonio, patria de los hijos e hijas, voto,...
Los espacios se convierten, por tanto, en fuente de empoderamiento.  En ellos se reflexiona sobre injusticias, desigualdades, derechos y necesidades compartidas de las mujeres y es en este proceso de concientización (tomando el concepto de Paulo Freire) en el que adquieren la conciencia de grupo activo, avanzan en sus reivindicaciones y se forman como movimientos asociativos de género, a través de los que alzan sus voces para ser escuchadas en sus comunidades, y fuera de ellas, y actuar en pro de la igualdad de género.
El proceso por el que pasan estos movimientos de género es: primero comprenden que el género (categoría analítica), es el aspecto que las oprime, las coloca en una posición de sumisión; y segundo, su concientización sobre esta situación las motiva a luchar por el cambio porque se empoderan, mediante estrategias y capacidades, que a veces son meditadas y en otras ocasiones surgen de forma involuntaria a esa finalidad.
En conclusión, cuando se hace referencia a los movimientos asociativos de género, se está haciendo mención a espacios de empoderamiento. Analizar estos movimientos y redes supone comprenderlos como espacios de debate, intercambio, cooperación , colaboración, crítica, cooperación, asociación, reflexión, concientización y acción cuya base de constitución es el género. Género entendido como categoría de análisis de las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

14 de febrero de 2011

Conclusiones

Los últimos artículos que se van a publicar en el blog aluden a las conclusiones obtenidas a lo largo de la investigación. Para ello, y dado la extensión de las mismas, se realizarán distintas publicaciones atendiendo a las temáticas obtenidas.

En primer lugar, Espacios promotores de empoderamiento, que da respuesta al análisis y visibilización de las redes de género y su relación con el empoderamiento de las mujeres que las conforman.

En segundo lugar, Diversidad de movimientos y redes, en la que se hace un recorrido sobre la diversidad de éstos, así como la implicación que tienen con lo local y lo global, fuente de su pluralidad.

En tercer lugar,  Implicación de los términos: ¿Qué se entiende por rasgos históricos, culturales, políticos y sociales de los movimientos de género?, la comprensión de la interrelación de todos estos rasgos (históricos, culturales, políticos y sociales) posibilita la comprensión de los movimientos de género. Y dada la connotación y significado de cada uno de éstos en función del género, permiten una comprensión diferente de los movimientos y redes de género, y es esta cuestión la que se muestra en esta conclusión.

Y en último lugar, Características de los movimientos de género: entre la heterogeneidad y la homogeneidad, donde se muestran las características que responden a los rasgos analizados anteriormente de los movimientos de género en cada zona geográfica.