Los rasgos seleccionados (históricos, culturales, políticos y sociales) no actúan al margen del resto de rasgos, es decir, que la explicación, clasificación o caracterización de cada uno de ellos no se da de forma independiente al resto de rasgos, sino que entre ellos hay una interrelación que precisa de la comprensión de todos los rasgos para comprender cómo es cada uno de ellos. Cuando se han analizado los rasgos culturales de una zona concreta, ésto ha necesitado del conocimiento y comprensión de su histórica, de las características políticas y sociales, ya que la transformación -que es uno de los elementos clave del estudio de los movimiento de género- de un aspecto de la sociedad analizada implica una transformación en el resto de aspectos.
Continuando con el entendimiento de los rasgos caracterizadores, hay que hacer una aproximación al significado de cada uno de ellos. Sobre los rasgos históricos voy a seguir la reflexión de Lauretis recogida por Linda Alcoff, en la que “sostiene que la identidad de un individuo se constituye en un proceso histórico de toma de conciencia; un proceso en el que “cada uno interpreta o reconstruye” la historia personal “dentro del horizonte de significados y conocimiento que podemos tomar de nuestra cultura en un momento histórico dado; un horizonte que también abarca diferentes modos políticos de compromiso y lucha… La conciencia, por tanto, nunca está fija, nunca se alcanza de una vez por todas, porque las barreras discursivas cambian dependiendo de las situaciones históricas””. Por tanto, el análisis de los cambios históricos que se han producido en los distintos movimientos de género van a ser analizados según su propio contexto, incidiendo en sobre la toma de conciencia de género en estos acontecimientos.
Respecto a los rasgos culturales, se ha incidido en los aspectos normativos de las sociedades estudiadas, sobre todo normas del imaginario simbólico, aquellas que están cargadas de desigualdad. Contemplando las relaciones de poder en clave de género, el análisis de las normas culturales que rigen el funcionamiento de su sociedad teniendo en cuenta el diferente acceso a los recursos. Así como la carga ideológica del androcentrismo en su funcionamiento, en el reparto de espacios y en la asignación de roles y de tareas según el sexo. Y cómo se produce la ruptura de todo esto a través del activismo de las mujeres.
En cuanto a los rasgos políticos hacen referencia a acciones, estrategias y reivindicaciones de la esfera política, es decir, sobre el espacio de poder y toma de decisiones a nivel social que han posibilitado los cambios sociales. A la vez que se menciona un cambio político se tiene que hacer mención a un sujeto político, es decir, aquel que está implicado dentro del proceso, o por lo menos, ha sido generador de él. En este sentido el sujeto político han sido las mujeres que han promovido dichos cambios. Concebir el sujeto político de forma unívoca no es lo que se ha perseguido, sino concebirlo desde una perspectiva crítica, “y lo hace porque no cierra el universo de discurso de la definición del sujeto, sino que lo amplia convirtiendo la constatación de pluralidad en pluralismo”. (Campillo, 2003)
Y finalmente los rasgos sociales, estos responden a aquellos aspectos relacionados con las estructuras y sistemas que organizan la sociedad. Es decir que hacen referencia a acontecimientos que han supuesto un cambio dentro de la estructura social, no sólo a nivel institucional o de organizaciones formales, sino dentro de la composición de la sociedad o comunidad.
Pero lo realmente interesante de todo esto es que no se puede analizar y comprender estos movimientos si no partimos de una visión holística. Por tanto, analizar cada uno de ellos sin tener en cuenta el resto no muestra el alcance de los cambios que se están promoviendo en sus entornos. Así como la contextualización ha sido otro factor fundamental, porque sólo se puede conocer la implicación de los cambios producidos en su entorno si se parte de su propia realidad.
Continuando con el entendimiento de los rasgos caracterizadores, hay que hacer una aproximación al significado de cada uno de ellos. Sobre los rasgos históricos voy a seguir la reflexión de Lauretis recogida por Linda Alcoff, en la que “sostiene que la identidad de un individuo se constituye en un proceso histórico de toma de conciencia; un proceso en el que “cada uno interpreta o reconstruye” la historia personal “dentro del horizonte de significados y conocimiento que podemos tomar de nuestra cultura en un momento histórico dado; un horizonte que también abarca diferentes modos políticos de compromiso y lucha… La conciencia, por tanto, nunca está fija, nunca se alcanza de una vez por todas, porque las barreras discursivas cambian dependiendo de las situaciones históricas””. Por tanto, el análisis de los cambios históricos que se han producido en los distintos movimientos de género van a ser analizados según su propio contexto, incidiendo en sobre la toma de conciencia de género en estos acontecimientos.
Respecto a los rasgos culturales, se ha incidido en los aspectos normativos de las sociedades estudiadas, sobre todo normas del imaginario simbólico, aquellas que están cargadas de desigualdad. Contemplando las relaciones de poder en clave de género, el análisis de las normas culturales que rigen el funcionamiento de su sociedad teniendo en cuenta el diferente acceso a los recursos. Así como la carga ideológica del androcentrismo en su funcionamiento, en el reparto de espacios y en la asignación de roles y de tareas según el sexo. Y cómo se produce la ruptura de todo esto a través del activismo de las mujeres.
En cuanto a los rasgos políticos hacen referencia a acciones, estrategias y reivindicaciones de la esfera política, es decir, sobre el espacio de poder y toma de decisiones a nivel social que han posibilitado los cambios sociales. A la vez que se menciona un cambio político se tiene que hacer mención a un sujeto político, es decir, aquel que está implicado dentro del proceso, o por lo menos, ha sido generador de él. En este sentido el sujeto político han sido las mujeres que han promovido dichos cambios. Concebir el sujeto político de forma unívoca no es lo que se ha perseguido, sino concebirlo desde una perspectiva crítica, “y lo hace porque no cierra el universo de discurso de la definición del sujeto, sino que lo amplia convirtiendo la constatación de pluralidad en pluralismo”. (Campillo, 2003)
Y finalmente los rasgos sociales, estos responden a aquellos aspectos relacionados con las estructuras y sistemas que organizan la sociedad. Es decir que hacen referencia a acontecimientos que han supuesto un cambio dentro de la estructura social, no sólo a nivel institucional o de organizaciones formales, sino dentro de la composición de la sociedad o comunidad.
Pero lo realmente interesante de todo esto es que no se puede analizar y comprender estos movimientos si no partimos de una visión holística. Por tanto, analizar cada uno de ellos sin tener en cuenta el resto no muestra el alcance de los cambios que se están promoviendo en sus entornos. Así como la contextualización ha sido otro factor fundamental, porque sólo se puede conocer la implicación de los cambios producidos en su entorno si se parte de su propia realidad.
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