Un aspecto fundamental que planteo en esta investigación es el empoderamiento (empowerment) como proceso mediante el cual se adquieren capacidades adecuadas para la autonomía. Por ello rescatar la teoría del empoderamiento como forma de análisis de las organizaciones y relaciones entre mujeres cobra gran relevancia. Este planteamiento teórico ofrece un marco de análisis sobre los cambios que se producen dentro de las relaciones de poder entre géneros, por ello se incorpora como referente teórico y analítico del “movimiento asociativo de género”. Varias autoras han escrito sobre este concepto, como se señala en la publicación de la Revista Región y sociedad, documento de gran utilidad para la comprensión del término.
Continuando con el tema de las relaciones de género, en las cuales el poder aparece como un elemento vertebrador, incorporar un referente teórico sobre este elemento se hace imprescindible. En este sentido, seguir las aportaciones de Foucault sobre el poder da una visión amplia del tema. Desde algunos feminismos se ha empleado el concepto de poder de Foucault para el análisis de las relaciones de género, ya que permite tener en cuenta factores estructurales y subjetivos. Para profundizar sobre el tema se pueden consultar los artículos “Poder y resistencia en Michel Foucault” de Giraldo, R; “Relaciones de poder: leyendo a Foucault desde la perspectiva de género” de Piedra, N.; y “El concepto de poder en Foucault” de Ávila-Fuenmayor, F.
Y, por último, citar que los planteamientos de Bourdieu sobre el habitus y campo en relación con el género es un tema trabajado por el propio autor en su obra La dominación masculina. En ella escribió sobre la relación género-habitus, siendo éste un “conjunto de relaciones históricas "depositadas" en los cuerpos individuales en forma de esquemas mentales y corporales de percepción, apreciación y acción resultantes de la institución de lo social en los cuerpos. La cultura, el lenguaje, la crianza, inculcan en las personas ciertas normas y valores profundamente tácitos, que se consideran "naturales". El habitus reproduce estas disposiciones estructuradas de manera no consciente. Así, el habitus se convierte en un mecanismo de retransmisión por el que las estructuras mentales de las personas toman forma ("se encarnan") en la actividad de la sociedad”, como señala Marta Lamas en su artículo “Género: claridad y complejidad”.
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